viernes, 20 de febrero de 2015

Lidia Ceballos

Fotografía: Alejandro Bravo

Lidia Ceballos
herbolaria, medio ambiente y cultura
por: Samantha Gascón 

Al lado de las fauces de la serpiente que representan la entrada al Cauhcalli, encontré a Lidia Cevallos, tejiendo tranquilamente sobre bastidor, esperando a los próximos visitantes para darles la explicación guiada de la última sala del museo, que es la réplica del templo monolítico de la zona arqueológica.



Originaria del barrio de Santa María, Lidia es una mujer que ha destacado en Malinalco por su gran labor social como promotora ambiental y cultural, además de preservar amplios conocimientos sobre la herbolaria tradicional del pueblo.



Su padre trabajaba de custodio en la zona arqueológica y ahí fue donde pasó una gran parte de su infancia, jugando con sus hermanos, contando leyendas y hablando de Malinalxóchitl; por eso es por lo que conserva un cariño muy especial por el lugar y reconoce su gran valor histórico y cultural.



Lidia recuerda que cada año se realizaban festividades en la zona arqueológica el 12 de octubre para celebrar el Día de la Raza, cuando las familias subían a convivir y se organizaban bailes, música, poesía, danzas prehispánicas y juegos para los niños. Desafortunadamente, esa tradición fue interrumpida debido a que comenzaron a deteriorarse las construcciones arqueológicas; sin embargo, ello demuestra que existía entre los habitantes una verdadera conciencia de su herencia ancestral.



Parte de esa herencia son las prácticas de medicina tradicional que aún se transmiten en el pueblo por medio de la tradición oral; Lidia comenta que todavía es común que las mujeres se reúnan para intercambiar conocimientos del uso de plantas autóctonas para curar sus padecimientos. Ella misma conoce e identifica 200 plantas de uso medicinal de la región, de muchas de las cuales conoce el nombre en náhuatl, así como sus propiedades y su forma de preparación; debido a ello, el Museo Universitario Dr. Luis Mario Schneider y diversos grupos universitarios la han consultado como informante para sus investigaciones.



Entre los ejemplos que nos compartió se encuentra el huachalalaque, que es una corteza de árbol que se utiliza como cicatrizante; el cuatecomate es un fruto que posee propiedades curativas para problemas en os bronquios y en los pulmones; y mencionó el trío de cuachalalate, cuachichinal y capitaneja como remedios infalibles contra problemas gástricos.



Ser “ajonjolí de todos los moles” es una cualidad tan peculiar como el hecho de denominarse a sí misma de esa manera. Haber participado en diversos proyectos locales es simplemente por la determinación que ha tenido para lograr lo que se propone; y es que, siendo madre de seis hijos y con 50 años de edad, demostró que era posible terminar de estudiar la secundaria y la preparatoria abierta.



Desde cooperativas comunitarias hasta grupos de padres de familia, Lidia se ha mantenido siempre activa en la labor social de Malinalco.

En el período, de 1997 a 2001, en el que fungió como regidora de Ecología del municipio, logró participar en una reforestación para la que se repartieron alrededor de 10, 000 árboles en las comunidades de Malinalco, desde San Simón el Alto hasta San Andrés Nicolás Bravo. Con ello tuvo la oportunidad de conocer cada uno de los poblados que conforman el municipio e interactuar directamente con su gente; y gracias a ello pudo darse cuenta de la importancia y los buenos resultados que se obtienen cuando se realizan proyectos ecologistas en los que se incluye el trabajo comunitario de las localidades y en los que es posible la participación de familias enteras. En ese proceso, los propios habitantes se identifican con el proyecto al hacerse parte de él, incrementando así las posibilidades de su continuidad.

Posteriormente, con la motivación que le causó el trabajo colectivo, participó en la fundación de la Escuela del Agua, asociación civil que desde hace cinco años realiza diversos proyectos de conservación, educación ambiental y limpieza de los ríos.



Lidia tiene además su lado artístico: hace cuatro años tomó un taller donde aprendió la técnica de tejido sobre telar de bastidor y en la obra textil que elabora plasma los simbolismos de Malinalco e imágenes de la vida cotidiana del pueblo. Sus trabajos se caracterizan por la integración de materiales orgánicos, como flores, zacate, yute, hojas de maíz, heno y semillas, generando así diferentes texturas.



Una forma de llegar a la gente es también a través del arte, por eso fue que, cuando la invitaron a participar en la puesta en escena de la obra de teatro “La casa de Bernarda Alba”, Lidia no dudó ni un instante. Recientemente ha incursionado en el teatro y ahora forma parte de un colectivo llamado “Teatro Popular de Malinalco”, el cual tiene la finalidad de generar teatro “hecho por el pueblo y para el pueblo”, es decir, accesible a sus habitantes, promoviéndolo como alternativa de entretenimiento, en lugar de los triviales contenidos de la televisión. En su papel como Bernarda Alba, madre católica de cinco hijas solteras, se refleja la realidad que el dramaturgo español Federico García Lorca trató de transmitir hace más de 70 años y que continúa vigente en nuestros días.



El mosaico de experiencias tan diverso que nos comparte Lidia Cevallos es sin duda producto de toda una vida logros alcanzados y retos superados que le han dejado una sonrisa en el rostro y una amable sabiduría.







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